Desde anoche decidí que quería hablar con el Arcángel Miguel. Siempre ha sido uno de los arcángeles con quien he tenido más cercanía, así que me gusta a través de su coronilla llamarlo; nunca falla. La sensación de paz y claridad que me transmite cada vez que conversamos es indescriptible.
Esta mañana no fue la excepción. No más sentarme a meditar, colocar mi música favorita, cerrar los ojos un momento mientras respiraba profundo y disfrutaba de la melodía que escuchaba en mis auriculares, y ahí estaba él. Sí, en ese hermoso bosque al que siempre voy, ese mundo espiritual que ya es tan familiar para mí. Lo vi con esa gran sonrisa, su cabello castaño ensortijado y esos ojos azules que parecían que alumbraran. Me extendió la mano y me dijo: “Hoy no vas a pensar de más, solo contempla, disfruta, vive, respira, siente la vida misma, vive el milagro, porque tú lo eres, la vida lo es. Este instante, este momento es un regalo, no porque yo esté aquí, sino porque decides vivirlo y agradecerlo”.
Así que me quedé junto a Miguel bajo la luz de un hermoso sol que atravesaba los árboles, escuchando el sonido del río que pasaba frente a nosotros. Miguel solo sonreía con los ojos cerrados; se veía que disfrutaba ese instante. Luego abrió esos ojos, me miró y sonrió, diciéndome: “¿Es pacífico, ¿verdad? Dios quiere que sea así. Eres tú quien decide hacia dónde mirar. Somos conscientes de que aún es difícil encontrar la luz en medio de los problemas que viven, pero Dios siempre les da la opción de elegir. Y si te cuesta, solo dales una mirada a tus bendiciones recibidas hasta ahora. Quizá en su momento también fueron difíciles de alcanzar o pensaste que no llegarían. ¿Por qué ahora sería diferente?
¿Te hace reflexionar, ¿verdad? Y renueva tu fe. Gracias a Dios por su presencia en nuestra vida a través de estos hermosos seres, como son sus santos ángeles y arcángeles.
Ingrid Alegria
Spiritual Mentorship