Un Encuentro con San Rafael: La Sanación es Amor

Hoy, mientras publicaba en mi Instagram sobre San Rafael, lo vi. No lo esperaba, pero ahí estaba, como siempre, en aquel valle dorado de trigo. Su presencia irradiaba paz, su luz verde esmeralda envolvía todo el lugar, y en su mirada había una ternura infinita. Con su voz serena y amorosa, me dijo:

“La sanación es amor. Es un proceso donde te amas a ti mismo. Dime, ¿hace cuánto te miras al espejo y te sientes feliz con lo que ves? Con tus heridas, con tus caídas, con tus lágrimas… ¿Cuántas veces te has abrazado fuerte a ti mismo y te has dicho: ‘Podemos con esto, no estamos solos’?

Hizo una pausa, dejando que sus palabras penetraran en mi interior, y continuó:

“Eres un ser mágico y valioso. ¿Cuántas veces has celebrado tus logros? ¿Cuántas veces has dicho: ‘Lo haré por mí, me lo merezco, yo valgo la pena’?”

Suspiró con dulzura, como quien observa el mundo con infinita comprensión.

“Hay tanto amor dentro de ustedes mismos, Ingrid… tanto, tanto… y no se dan cuenta. Hemos visto tantas lágrimas… Yo las veo, las siento. Es por eso que, cada vez que es posible, si las personas están dispuestas, entramos en sus vidas. Sabemos que no es fácil para ustedes. Son tantas capas que han creado a lo largo de los años, cicatrices sin sanar, heridas antiguas que aún duelen.”

Extendió sus manos frente a mí, invitándome a mirarlas.

“¿Ves estas manos? Aunque las veas simples y sencillas, solo con extenderlas a un corazón dispuesto a escuchar y sanar, es mucho lo que un ángel como yo puede hacer. Pero su libre albedrío es quien los guía. Son ustedes quienes eligen. Nosotros solo los guiamos y los conectamos con esa luz que ya existe dentro de ustedes.”

El viento sopló suavemente, moviendo las espigas doradas del trigo a su alrededor. Su túnica verde ondeaba con ligereza, como parte de la misma naturaleza que lo rodeaba.

“Yo represento la libertad. Por eso siempre me ves rodeado de verde. No solo por el color que me simboliza, sino porque aquí, en la naturaleza, eres libre. Libre para soltar el pasado. Libre para tomarte el tiempo de no hacer nada, un momento para ti, de reflexión y entrega a ti mismo. Y créeme, es en esos momentos de soledad cuando el Padre está más presente. Es ahí cuando su corazón se abre a Él plenamente. Es ahí cuando ustedes vuelven a ser realmente quienes son.”

Su mensaje quedó resonando en mi alma. San Rafael no solo hablaba de sanar el cuerpo, sino de sanar el alma desde el amor propio. De reconocer nuestra propia luz y permitirnos la libertad de ser, de soltar, de volver a nuestro origen: el amor incondicional de Dios.

Respiré profundamente, sintiendo la paz de sus palabras. Hoy comprendí que la sanación no es solo un proceso, es un acto de amor hacia uno mismo. 💚✨