La Puerta Siempre Ha Estado en Ti
Esta semana, solo escucha.
Cierra los ojos y deja que Dios te hable a través de todo. No busques con la mente, busca con el alma.
Hoy, cuando me llamaste en oración, te mostré un lugar donde la vida misma susurra su verdad. Un prado bañado en luz, donde el viento danza con las hojas y la tierra respira en un latido sereno. Te invité a sentarte a mi lado, y con un gesto suave, posé mi mano sobre el suelo y susurré:
“Escucha. Shhh… solo escucha.”
Escucha el latido de la tierra bajo tus manos, el murmullo de los árboles que respiran contigo, el pulso del universo que se entrelaza con el tuyo. Todo vibra al unísono, en una perfecta sinfonía de amor divino.
A veces creemos que Dios está lejos, que su voz es un misterio insondable. Pero Él siempre habla. Lo hace en el susurro del viento que acaricia tu piel, en la melodía del río que nunca deja de fluir, en la quietud de la noche donde el cielo se abre en un abrazo estrellado. Escuchar a Dios no es un acto de buscar, es un acto de recordar.
Y en esa escucha profunda no se trata de encontrar tu lugar en este mundo, porque estar aquí ya es parte de tu decisión de ser y estar. Es algo mucho más grande. Es despertar a la certeza de que eres parte de un Todo inmenso y maravilloso, un Todo que te contiene, te sostiene y te ama. No puedes imaginar su grandeza, pero puedes sentirla cuando callas el ruido del mundo y permites que la verdad te alcance.
El mundo embota los sentidos con su prisa, con sus miedos y sus sombras, pero dentro de ti siempre ha existido un umbral sagrado, una puerta que nunca se ha cerrado. No importa cuán lejos creas estar, nunca has estado fuera del hogar.
Esa puerta está aquí.
(Señala el corazón)
Y cuando la cruces con humildad y confianza, sabrás que siempre estuviste dentro.
Escucha. Y cuando sientas ese latido en la quietud, sabrás que el Amor te habla.
-Arcángel Miguel-