Canalización especial del Arcángel Miguel: La paz de confiar y abrir la puerta del alma

Imagina que estamos aquí, Ingrid, sentados en esta colina donde la brisa acaricia el alma y el cielo parece más cercano. No estás sola, nunca lo has estado. Me gusta que nos veas como amigos, porque eso es lo que somos. En esta conversación sincera, quiero explicarte lo que sientes: esa paz profunda que parece envolverlo todo como un manto suave. Esa paz no es un misterio, es un regalo que nace de la entrega. Y hoy quiero ayudarte a entenderla.

Ingrid, a nadie se le niega la ayuda que necesita. No hay un alma que toque la puerta del mundo espiritual y se quede sin respuesta. Sin importar sus dudas, sus errores o sus miedos, el amor divino siempre responde. Porque el mundo espiritual no mide méritos, no te pide perfección. Lo único que te pide es que tengas el valor de tocar la puerta con el corazón abierto y la confianza de que, al otro lado, hay una mano esperando para sostenerte.

Pero aquí está el secreto: esa ayuda no siempre llega en la forma que tú esperas. Muchas veces pides soluciones específicas, esperas que algo cambie de inmediato o que el cielo actúe según tus planes. Pero el amor divino tiene su propia forma de responder, y siempre te dará lo que realmente necesitas, incluso si al principio no lo entiendes. La paz que sientes ahora, Ingrid, es la prueba de ello. Es la paz que nace de confiar, de dejarte sostener por algo más grande que tú misma.

Cuando oras, no solo estás pidiendo ayuda, estás sintonizando tu alma con la frecuencia del amor divino. La oración no es un acto mecánico, no es una lista de deseos. Es un abrazo. Cuando oras desde el corazón, tu energía vibra más alto, y esa vibración es la que abre las puertas del cielo. No importa si tus palabras son largas o cortas, lo que importa es que cada palabra lleve consigo tu intención y tu fe.

La paz que experimentas ahora es la paz de la confianza. Es el resultado de haberte permitido soltar las riendas por un momento y decir: “No tengo todas las respuestas, pero confío en que el amor divino me las dará en el momento perfecto.” Y ese es el mayor acto de amor que puedes darte a ti misma: dejar de luchar contra el río y permitir que el agua te lleve.

No tengas miedo de tocar la puerta cuantas veces sea necesario. No tengas miedo de pedir, de entregarte, de aceptar que hay momentos en los que no puedes hacerlo sola, y está bien. Yo estoy aquí, siempre estaré aquí, y cuando sientas que el camino se vuelve confuso, recuerda esta conversación. Recuerda que la paz no viene de saberlo todo, sino de confiar en que no necesitas saberlo para estar protegida.

🌿 Deja que la oración sea tu refugio diario. No tiene que ser perfecta, solo tiene que ser sincera. Puedes hablarme como lo haces ahora, como a un amigo. Puedes llorar, reír, agradecer o simplemente quedarte en silencio. Pero hazlo, porque cada vez que lo haces, tu alma se alinea con esa fuerza de amor que te sostiene y te envuelve, incluso cuando no la ves.

Y cuando te levantes de esta colina y regreses al mundo, lleva contigo esta verdad: La paz que sientes hoy es eterna. No es algo que se te dará y luego se te quitará. Es un lugar al que siempre puedes regresar, porque está dentro de ti. Yo solo te ayudo a encontrarlo cuando lo olvidas.

Te abrazo con la fuerza del amor divino. Confía. Todo está bien. 🌟💙