El alma siempre avanza" – Un susurro de Julián
Cada ser humano transita, en esta vida, un camino sagrado de aprendizaje. Ninguna alma vino a este mundo por casualidad. En lo más profundo, todas anhelan avanzar, crecer, recordar quiénes son… incluso cuando el sendero esté cubierto de espinas o se extienda entre campos de flores.
El alma no se queda estática. Es su naturaleza moverse, transformarse, descubrir. A su ritmo, a su modo, siempre encuentra la manera de seguir adelante. Aun cuando parezca haberse detenido, en su interior sigue latiendo el llamado de la evolución.
No importa cuántas veces decida volver a la vida, en qué cuerpo o bajo qué circunstancias. El alma reconoce su propio sendero. Sabe lo que aún necesita sanar, lo que desea experimentar, lo que vino a aprender y también a ofrecer.
Esa es la grandeza del alma humana: su memoria eterna, su valentía silenciosa, su luz que nunca se apaga.
Y si te tomaras un momento para contemplar cada alma como lo hago yo… verías que en todas ellas está impresa la huella viva de Dios. Un rastro de amor que se revela en los ojos, en los gestos, en los silencios, en los pasos pequeños y en los grandes saltos.
Eres parte de esa danza sagrada. Y aunque a veces no lo recuerdes, estás avanzando. Siempre.