Blindando con amor: una madre, su hijo… y la fuerza de Jesús
Anoche no fue una noche cualquiera. Fue una de esas donde el alma se despierta y se activa en el mundo espiritual. Donde los dones se revelan con fuerza y el amor se transforma en protección.
Desde hace años sé que tengo el don de percibir lo invisible. Puedo sentir tanto a los espíritus desencarnados que buscan luz, como a aquellas presencias oscuras que se acercan con intenciones poco claras, buscando perturbar o hacer daño.
Y anoche sentí una de esas presencias.
No era un sueño común. Era una vivencia espiritual real, intensa, en la que una energía oscura intentaba acercarse a mi hijo. Como madre y como alma consciente, no podía quedarme quieta. Supe, sin dudar, que debía protegerlo.
Así que fui hasta él —en ese espacio entre mundos donde las almas caminan y oran—, y con profundo amor, puse mi mano sobre su cabeza. Cerré los ojos y desde lo más profundo de mi ser comencé a orar. Cada palabra era una declaración de luz, un blindaje, un escudo divino.
Y entonces lo sentí…
La presencia de Jesús.
No necesitó hablar. Su sola luz envolvió todo. Su fuerza era serena pero poderosa. Y con su presencia allí, respaldándome, habndome, hab\u00lé con firmeza a esa entidad:
“Este es un hijo de Dios. En el nombre de Jesús, te ordeno que te alejes. Aquí no tienes lugar. Este hogar está sellado por la luz.”
Y lo hizo. Se fue. Porque donde hay fe, el mal no puede permanecer.
Porque el amor de una madre que ora… es fuego sagrado.
Porque en el nombre de Jesús, toda oscuridad se desvanece.
Desperté en paz. No con miedo, sino con gratitud. Porque sé que no estoy sola. Porque sé que mi oración llega. Porque sé que cuando una madre ora por su hijo, el cielo entero escucha.
Hoy comparto esta experiencia contigo, para recordarte que tú también tienes esa autoridad. Que la oración, cuando nace del amor y de la fe, puede cambiar todo. Que blindar con el amor de Jesús no es solo posible… es real.
Aquí te comparto la oración que hice en ese sueño sagrado:
Oración de Blindaje Espiritual para Nuestros Hijos
(para hacer con la mano sobre su cabeza)
Jesús amado,
coloco mi mano sobre la cabeza de mi hijo,
pero es tu mano santa la que invoco ahora,
para que lo selles con tu luz, con tu fuego, con tu amor eterno.
Sopla tu aliento sobre él, Señor,
y que en ese soplo se disipen las sombras,
se derrumben las amenazas,
se cierren las puertas al mal.
Hoy lo entrego a Ti,
con lágrimas de amor, con fe temblando en mi pecho,
y con la certeza de que tú lo ves, tú lo cuidas, tú lo abrazas.
Que ningún peligro lo toque.
Que ninguna palabra lo hiera.
Que ningún espíritu contrario cruce el umbral de su vida.
Que todo lo que lo rodee vibre en la frecuencia de tu cielo.
Arcángel Miguel, desenvaina tu espada por él.
Arcángel Gabriel, susúrrale la verdad que lo fortalece.
Arcángel Rafael, sana cada parte de su ser.
Y tú, dulce ángel guardián, nunca lo sueltes, ni de día ni de noche.
Declaro con autoridad en tu Nombre, Jesús:
¡Mi hijo está blindado en tu presencia!
Su mente es clara, su corazón es luz,
su cuerpo es templo del Espíritu Santo,
y su alma, una joya del Cielo.
Gracias por custodiarlo,
por guiarlo incluso cuando yo no puedo verlo,
por amarlo más de lo que jamás podré imaginar.
Amén. ✨