MI experiencia con Rosita
A lo largo de los años, he cultivado la práctica de la meditación, lo que me permite, en un breve lapso de tiempo, sumergirme en mi Jardín del Alma. Este sagrado espacio espiritual es donde establezco conexión con los seres de luz que me guían. Sin embargo, en esta ocasión, no fue la meditación la que me llevó a este lugar, sino el impulso de compartir un tema sobre los guías espirituales en la cuenta de Mujer Eterna. Así que, frente a mi computadora, respiré profundamente y me encontré transportada a este bello escenario: un majestuoso árbol se erguía frente a mí, mientras que a un lado fluía un río cristalino, de corriente vigorosa. Por un momento, dejé de lado cualquier otro pensamiento, hasta que una voz resonó detrás de mí, susurrándome las siguientes palabras:
Querida niña, ¿te gusta estar aquí?
Era una anciana de rostro dulce y una sonrisa cálida, con el cabello blanco trenzado. De estatura baja, vestía con gracia en tonos de rosa, emanando una serenidad que iluminaba su presencia.
Sí, me encanta. Le respondí
¿Tienes los ojos tristes? ¿Por qué? No tienes por qué llevar ese peso en tu mente. Tienes un corazón bondadoso y lleno de muchísimo amor, y es ese amor el que te ha permitido estar aquí y allá. No tengas miedo, nunca has estado sola y jamás has dejado de ser escuchada. Solo cierra los ojos y siéntelos, tus amigos de la luz. Ves qué linda sonrisa tienes, hermosa niña. Eres una gran sanadora, ven (mientras toma mi mano) siéntate junto a esta vieja.
Me condujo hacia una cabaña acogedora donde ella tomó asiento en un sillón, mientras yo decidí arrodillarme en el suelo, impulsada por un deseo inexplicable de estar cerca de esta mujer. En aquel lugar, encontré una comodidad que me envolvía, como si perteneciera naturalmente a ese espacio junto a ella.
¿Quién eres? Pregunte
Ya nos conocemos, aunque tú tienes muchos maestros, yo te tengo un gran cariño.
¿Por qué?
Porque aun en tu corazón guardas la esencia de niña. Por eso te cuesta lidiar con el mundo material. No tienes que ser una adulta, porque ya lo eres físicamente, pero la luz de la infancia que te permite ver, sentir y escuchar sin cuestionar viene de ahí, de esa niña viva en ti. Aprendiste a defenderla, amarla y sanarla gracias a la ayuda, apoyo y guía de Julián.
¿Y por qué estás aquí?
Estás hace un tiempo pidiendo guía para seguir, para avanzar ¿verdad? Y la respuesta, querida mía, es tan fácil y sencilla. Todo está en sentir. Cierra los ojos un momento y siente aquello que deseas lograr. Cuando te digo que lo sientas es que lo vivas, no hay obstáculos entre eso y tú. El abismo que tú crees es solo una ilusión, la ilusión del miedo. Es ahí donde no debes cuestionar lo que nosotros, como tus guías, te decimos. ¿O alguna vez todos estos seres de luz, incluido tu maravilloso ángel, te ha mentido?
¿Cómo te llamas?
Llámame Rosita, porque sé que guardarás ese nombre con especial cariño. Puedes hacerlo, nosotros creemos en ti.
Hasta este punto, pude describir lo que estaba presenciando, pero después de ese momento, una mezcla de melancolía y un sentimiento de amor infinito me envolvió de tal manera que no pude contener las lágrimas. La energía era tan intensa que incluso ahora, mientras escribo estas palabras, puedo sentir la presencia de esa hermosa mujer. ¿Quién era ella? No lo sé con certeza; tal vez una conexión de una vida pasada, una guía espiritual o ambas cosas a la vez. Solo sé que en el mundo espiritual, todo es posible, y estas experiencias son verdaderos regalos que aprecio profundamente.